¿Qué? ¿Tengo acento? 
Mi nombre es Brian Amador y nací en el gran estado de Nuevo México y, hasta que me mudé, nunca pensé que tuviera un acento en inglés. Hablaba como hablaban todos a mi alrededor.
Fue hasta cuando me mudé a la costa este que descubrí que, de hecho, sí hablo con un leve acento hispano sin pensarlo.
Después de que suficiente gente me lo señalara como para seguir ignorándolo, concluí que mi acento podría estar afectando mi habilidad para conseguir trabajos de locución. Decidí entonces intentar clases de reducción de acento.
Mi instructora me dio comentarios específicos acerca de las letras que me delataban, y comencé a trabajar para reducir mi acento. Pero una de las cosas que me dijo, y me alegra haberle prestado atención, fue “¡NO pierdas tu acento! A veces te puede ser útil.”
¡Cuánta razón tenía! Al analizar nuestro trabajo del año pasado y desglosarlo por idioma y género, fue claro que las locuciones en inglés con acento hispano representan una pequeña pero significativa porción de mi trabajo.
Trabaja con lo que tienes.
Resulta que existe un mercado para locuciones con acento hispano, y es bastante amplio. Hemos sido contratados para locuciones en inglés con acento para comerciales, eLearning y proyectos médicos y corporativos. Nunca antes ha habido una mayor demanda de locuciones que refleje la diversidad de los EE.UU.
Cuando decidí aprender a neutralizar mi acento hispano, también decidí que sería una buena idea aprender a enfatizarlo o variarlo. Hay muchos tipos de acentos hispanos, y alguien nacido en los EE.UU. no habla igual a alguien que inmigró.
¿Cuál acento? ¿Cuánto acento?
Aunque tratar de reproducir todos los acentos hispanos del país sería imposible, tiene sentido estudiar algunas características de algunos de los más comunes. Escucho las diferencias en los patrones lingüísticos entre hispanos de la costa este, de descendencia caribeña y chicanos de California, y cómo ambos son tan diferentes de los que escuchaba al crecer en Nuevo México.
Es un estudio en curso que se ha vuelto una especie de juego. Cuando recibo una audición o un trabajo, considero si debo usar mi Rubén Blades, mi Cheech Marín, mi abuelita, o algo más.
Mientras tanto, mi esposa Rosi y mi hija Alisa también han logrado convertir el inglés con acento en trabajo pago. El gran descubrimiento de Rosi fue cómo solo un poco de acento británico puede hacer que el acento hispano suene más chileno, y para el argentino, sólo tiene que canalizar a su papi.
La recompensa
Mientras que las locuciones en inglés con acento hispano no representan un gran porcentaje de mi trabajo, debo decir que me ha traído algunos de los trabajos más divertidos, e incluso reconocimiento en la industria.
Recientemente tuve la oportunidad de grabar un comercial para una importante cadena de sándwiches en el estilo de una telenovela, en el papel de un latin lover. Luego, un colega me avisó que me había ganado un prestigioso “Earphones Award” de la revista AudioFile, por la narración del aclamado libro infantil “El Cuento de Ferdinando”. Estos dos proyectos fueron muy divertidos y gratificantes, y no los habría conseguido si hubiera perdido mi acento.